miércoles, 30 de julio de 2014

Milady de Winter, de Los tres mosqueteros

Milady de Winter es una de las grandes villanas de la literatura universal: tan perversa y maquiavélica que da miedo, pese a que Los tres mosqueteros es un libro un tanto infantil que muchos recomiendan leerlo, para que uno se lo crea, en la más tierna infancia.
Pero Milady es cosa muy aparte de los personajes ingenuos que rayan en lo tonto y que figuran en la novela, como el propio D`Artagnan. Quizás por ello, al ser rodeada por la ingenuidad de otros, le es tan fácil a Milady cometer sus crímenes y salirse siempre con la suya.
Es descrita como una mujer muy joven, que apenas supera los veinte años, y aunada a su juventud posee una hermosura deslumbrante, que usa bien y adecuadamente cada que le es necesario. Pese a ser tan joven, lleva ya en su historial tantos matrimonios como crímenes. Entre sus exmaridos figura el propio Athos, uno de los tres mosqueteros.
Milady se encuentra bajo las órdenes del perverso  Cardenal Richelieu. Es su asesino más letal y al que le profesa mayor confianza. La mujer posee una inteligencia por encima del promedio que, junto a su belleza, consigue embaucar a los hombres en un instante y logra que hagan lo que ella quiere. Milady es la mano asesina con que el cardenal mantiene su posición de superioridad dentro del gobierno francés.
Richelieu le ordena ejecutar peligrosas y complicadas misiones, como la de ir a Inglaterra eliminar al  Duque de Buckingham, el amante de la reina de la Francia, proceso que logra gracias a su belleza y a su capacidad para mentir.
Tras regresar a Francia, para vengarse de D`Artagnan por no haberse dejado matar, asesina a su novia, Constance Bonacieux. Pero poco después es capturada por los mosqueteros y otros personajes que tienen viejas y dolorosas cuentas pendientes con ella. Tras su captura, le pasan la lista de crímenes pasados, los cuales no podía negar al estar marcada con una cicatriz en forma de flor de lis, símbolo que se ponía a los criminales peligrosos.
La gran villana, que ni siquiera recuerda a su hijo pequeño en sus últimos instantes, es ejecutada por sus captores de una forma igual de cruel a la que ella usaba con sus víctimas. Así termina su vida dentro de la literatura, pero empieza a ocupar su sitio de honor en el pódium de los más grandes malvados personajes ficticios de todos los tiempos.

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