martes, 17 de septiembre de 2013

Alveric, de La hija del rey del País de los Elfos

Alveric es un personaje que evoluciona mucho en la novela La hija del rey del País de los Elfos. Al principio tiene toda la apariencia de un gallardo príncipe de cuento de hadas, incluso capaz de ir al país de los elfos a derrotar a la guardia del rey y llevarse a la princesa. Pero no siempre es así.
Una vez que Lirazel, la princesa elfa, es su esposa y tienen un hijo, le reprocha constantemente no adoptar de manera absoluta su religión, ya que a ella le gusta demostrar devoción por las estrellas y otros objetos hermosos, más que por las cosas sacras que Alveric de impone.
Pero cuando Lirazel regresa con su padre, Alveric enloquece por haberla perdido y se dedica de manera incansable a buscar, abandonando a su hijo y sus funciones como señor de Erl. Mas su búsqueda es estéril porque el rey del país de los elfos es capaz de detectar su presencia y siempre se esconde cuando lo siente cerca.
Así es como Alveric pasa de ser un príncipe de cuento de hadas a un hombre devastado por no hallar a su amada, capaz de recurrir a lo que sea con tal de acercarse a ella. Cuando después de mucho buscar no logra encontrar nada, se rodea de una comitiva estrafalaria, de hombres atípicos entre los que merodea muy de cerca la locura, creyendo que ayudado por ellos le será posible dar con el escurridizo país de los elfos, donde está su amada Lirazel.
Pero esta nueva búsqueda tampoco da resultados, ya que el problema está en la espada mágica que Alveric lleva consigo, la misma que es una especie de alarma para el rey elfo. Y sólo gracias a la bruja Ziroonderel es capaz de despistarlo, sin que los desquiciados que lleva con él aporten nada.
Pero el problema radica en que los acompañantes que le quedan a Alveric en realidad ya no desean entrar al país de los elfos. Y están dispuestos a lo que sea con tal de detenerlo y seguir siempre errantes llevándolo como su prisionero.
Alveric evoluciona radicalmente, pasa de ser un apuesto príncipe a un hombre escuálido, envejecido y con aspecto de vagabundo al que ya nada puede salvar de su cautiverio. O acaso sólo su amada Lirazel, la hija del poderoso rey elfo.

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