domingo, 29 de julio de 2012

Fernando Mondego, de El conde de Montecristo


Dentro de El conde de Montecristo son tres los personajes que desencadenan la desgracia de Edmundo Dantés y que, por consecuencia, provocan la extraordinaria historia que se descubre en las páginas de la novela. Sin embargo, estos tres no son cómplices, sólo dos, el tercero, Gérard de Villefort, trabaja por su cuenta y sin conocer el complot de los otros.
Los primeros en decidir la desgracia de Dantés son Danglars, en un principio marinero de condición modesta y después un barón y banquero muy rico, y Fernando Mondego, al que toca biografiar hoy. Fernando es un humilde pescador, pero de carácter muy violento. Es de ascendencia española, y otros personajes llegan atribuir su devastador temperamento precisamente a su origen español. Sea pues.
Fernando siente una pasión enfermiza por su prima, Mercedes, una joven que lo quiere, pero como lo que son, primos, y no le da nunca esperanzas de corresponderle. Por ello Fernando odia profundamente a Edmundo Dantés, el prometido de Mercedes, y junto con Danglars decide escribir una en la que acusan a Dantés de ser nada menos que un peligroso bonapartista que planea la reinstalación en el trono de Francia de Napoleón.
Dantés es apresado el día de su boda con Mercedes y enviado a la prisión del Castillo de If. Fernando se hace militar y su economía mejora. Se casa con Mercedes, quien cree que Edmundo ha muerto y ya no espera felicidad en la vida. Fernando, tiempo después, entra el servicio del virrey griego Alí Pashá, un subordinado del imperio turco. Fernando lo traiciona y logra acumular una gran fortuna al grado de poder entrar a los salones de París como el prestigiado conde de Morcef. Tiene un hijo con Mercedes, Alberto, y vive cómoda y pacíficamente hasta que llega a París el todopoderoso conde de Montecristo.
Se ve obligado a estrecharle la mano al extraño extranjero porque le ha salvado la vida a su hijo de manos de un peligroso bandido en Roma, Luigi Vampa. Sin embargo, por un sentimiento que Fernando no puede explicarse, siente un profundo odio hacia Montecristo desde el primer momento en que lo ve.
Poco después su vida empieza a cambiar para mal. Se descubre su traición a Alí Pashá y su reputación se arruina. Cuando su hijo se entera de que Montecristo algo tuvo que ver, lo reta a duelo y Fernando espera que Alberto le salve el honor, pero una revelación de Mercedes, quien le dice a su hijo toda la verdad, hace que Alberto suspenda el duelo y le pida disculpas al conde.
Sintiéndose traicionado por su propio hijo, Fernando va en busca de Montecristo y ambos deciden batirse en un duelo precipitadamente y sin padrinos. Pero antes Montecristo le revela quién es en realidad, le dice que es Edmundo Dantés. Fernando, trastornado por la impresión, ya no presta atención al pactado duelo, huye a su casa y toma una fatal decisión.



Fernando Mondego es uno de los personajes de El conde de Montecristo que más se hacen odiar. Su enfermizo odio hacia Edmundo Dantés por el simple hecho de que ha conquistado noblemente a la mujer que él ama lo hace actuar de forma irracional, cruel y cobarde.
Algunos lectores de la novela me han dicho que esperaban que sí se realizara el duelo y que Dantés lo matara. Lamentablemente Alejandro Dumas tuvo otros planes. Pero los cineastas, en este caso, sí han obedecido el deseo de los lectores. En el último bodrio basado en la novela, protagonizado por el mundialmente famoso James Caviezel, el duelo se realiza. Lamentablemente eso no salva ni siquiera un poco a tan pésima película.

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